lunes, diciembre 07, 2009

El culto a Xipe Totec en la antigua Tollan Xicocotitlan.

El reciente hallazgo de una escultura de barro del dios Xipe Totec en las ruinas de la antigua ciudad de Tollan Xicocotitlan ha cautivado a la prensa y medios televisivos de comunicación mexicanos en fechas recientes. Se ha dicho que es un hallazgo de suma importancia y único en su especie para el estado de Hidalgo. En realidad no recuerdo nota alguna sobre hallazgo arqueológico que la prensa no haya cabeceado como el mas importante de su tipo. Sin restar importancia al hallazgo de una representación escultórica del dios Xipe a los pies de una escalinata de adoratorio en la mítica ciudad de Quetzalcoatl, hallazgo que asombra a propios y extraños, cabe señalar que en las fuentes históricas y arqueológicas para la región de Tula se señalan algunos antecedentes del culto a nuestro señor el desollado.
En los Anales de Cuauhtitlan, una de las fuentes escritas de origen nahua del siglo XVI para los pueblos del centro de México, es decir, una fuente tardía en relación a muchos de los eventos narrados en relación a los toltecas, se menciona la introducción de los sacrificios humanos en Tollan tras la partida de Quetzalcoatl. Entre los eventos de sacrificio tras el éxodo del dios serpentino en la fuente nahua se narra la oblación de varios infantes por parte del rey Huemac para conjurar una hambruna que azotaba la región, o bien, la introducción de la práctica del flechamiento ritual de prisioneros por las diosas Ixcuinanme provenientes de la Huasteca. Esta misma fuente señala también la introducción en la región de Tula de la práctica del desollamiento humano en asociación al culto al dios Xipe. La fuente traducida del náhuatl dice:

“Ahi, por vez primera, el tolteca llamado Xiuhcozcatl capturó a una mujer otomí que preparaba pencas de maguey en el río; el la desolló y luego se puso su piel. Por vez primera Totec comenzó a ponerse la piel...”

Los pasajes anteriores han sido interpretados por Wigberto Jimenez Moreno como la prevalencia en tiempos tardíos de los toltecas de cultos públicos relacionados a Tezcatlipoca, Tlazolteotl y Xipe en detrimento del culto a la serpiente emplumada. Arqueológicamente ambos periodos se encuentran bien diferenciados. El culto a la serpiente emplumada, con tintes de gobierno grupal y militarismo acrecentado, se extiende mayoritareamente en Mesoamérica durante el periodo Epiclásico (650-950 d.C), aunque hunde sus raíces primeras en los últimos tiempos teotihuacanos. Durante este interregno de tiempo, el culto a los ciclos de Venus y a la militarista imagen de la serpiente emplumada la podemos ubicar entre las elites gobernantes de Xochicalco, Cacaxtla, la Mixteca Alta, Costa del Golfo, Yucatan, Guatemala, etc. En el estado de Hidalgo al complejo ritual venusino en su advocación de Tlahuizcalpantecuhtli lo podemos encontrar, por ejemplo, en la iconografía de braseros ceremoniales de Zazacuala y Huapalcalco, dos centros poblacionales importantes del periodo Epiclásico en el Valle de Tulancingo.
Del culto a la deidad lunar Tezcatlipoca, contrario simbólico a Quetzalcoatl en Tollan, no diremos mucho, solo que, de acuerdo a las fuentes etnohistóricas, este se encontraba extendido entre las poblaciones otomíes del oriente de Valle del Mezquital y la Sierra Otomí Tepehua hacia el siglo XVI y que creemos existen evidencias arqueológicas que remontan su culto como deidad lunar del pie podrido entre las poblaciones epiclásicas de Chapantongo. De Xipe sin embargo, si podemos decir que la representación escultórica recién hallada en Tula, no es la primera representación del dios desollado localizada en la región de Tula. Ya Clara Luz Díaz había reportado en el sitio teotihuacano de Chingú ubicado a pocos kilómetros al oriente de Tula, la presencia de una sencilla cabecita modelada en barro del dios Xipe. En el mismo Tula frente al Hotel Sharon se localizó hace unos años por parte de unos trabajadores de la construcción una escultura en piedra del dios Xipe acuclillado la cual fue afortunadamente recuperada por la PGR y el INAH y se encuentra actualmente expuesta en el Museo Jorge Acosta.
La asociación entre Xipe y el dios Tláloc entre los teotihuacanos es bien conocida, así como la importancia de Xipe entre los zapotecos, grupo étnico al parecer también presente durante el periodo Clásico en la región de Tula y Tepeji del Río. ¿Qué relación tiene este primer Xipe de tiempos clásicos en Chingú con el posterior localizado en la ciudad arqueológica de Tula? Tal vez ninguna de manera directa, pues no es clara la relación de continuidad entre ambas poblaciones, amen de que el sitio de Chingú no ha sido sujeto de exploraciones sistemáticas desde hace varios años. Sin embargo es claro que de manera provisional podemos decir que el culto a Xipe en la región de Tula pasó de ser representado en una pequeña cabecilla de barro en tiempos teotihuacanos a esculturas en barro y piedra de mas de medio metro de altura en un lapso no mayor a los 500 años. Posiblemente nos hable de una tendencia, aunque justo es señalar que los hallazgos mencionados son pocos numéricamente hablando.
La presencia de Xipe en el registro arqueológico de Tula desconcierta al público no especialista acostumbrado a relacionar a Tula con el dios venusino, y si bien nadie niega la presencia e importancia de este último en el registro arqueológico de la antigua ciudad lo cierto es que se debe considerar que las ciudades mesoamericanas, y Tollan Xicocotitlan es un claro ejemplo de esta situación, son producto de organizaciones estatales complejas de carácter multiétnico, donde los distintos grupos corporados que forman la ciudad presentan cultos a diferentes deidades de acuerdo a su oficio, origen étnico e incluso la participación de los antiguos mesoamericanos en los distintos rituales a los dioses variaban según su edad, sexo y grupo social.
En el caso del culto a Xipe las fuentes etnohistóricas hablan de un grupo tolteca en especial que le rendía culto: se trata de los nonoalca tlacohcalca teotlixcas, quienes según las narraciones de Chimalpahin, habitaron en Tula unos 20 años, siendo originarios de Hueytlalpan en el oriente. Este grupo nonoalca-tolteca, poseía códices pintados y hablaba el lenguaje nonoalca, cualquiera que éste fuera. Después de habitar Tollan, se ubicaron en Chapultepec, Teotenango y Chalco y es, a decir de Nigel Davies, un grupo fácil de confundir con los Tlaillotlacas. De acuerdo con las fuentes escritas del siglo XVI los nonoalca tlacochcalca fueron adoradores de Tlatlauqui Tezcatlipoca, uno de los nombres con que era conocida la deidad Xipe y como habitantes de la casa de los dardos, eran hábiles guerreros y practicantes de las guerras floridas: posiblemente se trataba de especialistas en la captura de prisioneros para los ritos equinocciales del dios Xipe, el Tezcatlipoca rojo.
Interesántemente la víctima sacrificial de Xipe a la que refieren los Anales de Cuauhtitlan es una mujer otomí que preparaba pencas de maguey a la orilla del río. Obviamente esta narración conforma parte de un mito de origen y tiene por lo tanto su referente ritual: de acuerdo con el Códice Florentino el lugar donde se celebraba la muerte sacrificial de Mayahuel, la diosa lunar del maguey, era en el templo de Yopico, es decir, el templo de Xipe. Ritual y mito mutuamente se refuerzan. El referente étnico sobre la identidad de la victima sacrificial de Xipe es importante pues hasta el día de hoy, la producción del pulque en la región de Tula y la identidad étnica otomí están fuertemente vinculados. Llama la atención que los informantes de Sahagún se refieren a Xipe con el nombre de Yohuallahuana “el bebedor nocturno” posiblemente asociado a esta relación sacrificial entre la diosa del pulque y la deidad de la piel desollada.
Cabe recordar que tanto Xipe como Tezcatlipoca han sido ambos relacionados con el culto lunar por mesoamericanistas como Edward Seler y Guilhem Olivier. Al respecto es de notar que el nombre calendárico en lengua mixteca de la luna es Yya Can Huiyo “Sagrado Señor 2 Carrizo”, el cual es correlativo al nombre calendárico nahua con que se conoce a Tezcatlipoca, Ome Acatl. Precisamente el signo de 2 Caña es el que porta una escultura de Xipe ubicada en el Museum of the American Indian de Nueva York así como otra de Cihuateotl en el Reiss-Museum de Manheim. No se trata de fechas cronológicas ni de referencias a ceremonias de Fuego Nuevo, sino, como señala Guilhem Olivier, refieren a la estrecha relación de ambas deidades con la deidad lunar. Hasta el día de hoy la caña o carrizo es asociada por poblaciones indígenas a la abundancia y riqueza propia de las deidades lunares.
En el mismo predio donde realizaron el hallazgo de la escultura del dios Xipe, los arqueólogos Luis Manuel Gamboa y Nadia Velez también localizaron hace dos años 23 entierros de infantes, así como un fragmento de escultura de Chac Mol. No es lugar aquí para discutir el simbolismo de la famosa figura recostada que tanto caracteriza a la sociedad tolteca, pero cabe recordar que hay quienes la han relacionado con el simbolismo telúrico del bebedor de pulque. La relación del sacrificio de infantes y los cultos a las deidades de la fertilidad acuática o de la lluvia se tienen reportados etnohistóricamente tanto en Mesoamérica como en los Andes. Si el hallazgo de los 23 niños sacrificados está relacionado de alguna manera con el culto a Xipe localizado en el mismo espacio, esto es algo que los arqueólogos a cargo del hallazgo deberán aclarar. Si es así, lo anterior implicaría una connotación no reportada para el Postclásico Tardío donde los sacrificados principalmente eran prisioneros provenientes de las guerras floridas y acercaría aún más a las ceremonias del Xipe de Tula con el complejo de la fertilidad telúrica.
No obstante de estas consideraciones, debemos señalar que el hallazgo de la escultura de Xipe en uno de los barrios de la antigua Tollan Xicocotitlan se encuentra muy reciente y que muy poco es lo que podemos aún decir en detalle del hallazgo, mientras no se concluyan los estudios de los materiales asociados y de los espacios arquitectónicos en que fue localizada. Todo apunta, sin embargo, a que las fiestas en honor de Tlatlauhqui-Tezcatlipoca Xipe Totec debieron ser celebradas en la antigua Tollan Xicocotitlan, al menos por un sector de su población. Por lo pronto lo único que podemos asegurar es que con este hallazgo se vuelve mas compleja y rica nuestra imagen del pasado prehispánico de Tula. Enhorabuena.

martes, mayo 19, 2009

Descanse en paz Peni na ciña Mazhi


A Thomas Smith lo conocimos cuando impartió un curso de epigrafía maya en la Escuela Nacional de Antropología en el ya lejano año de 1995. Estábamos mi esposa y yo prácticamente recién egresados de la ENAH y hasta ese momento nuestra incursión en el tema se había limitado básicamente a los aspectos calendáricos y a la bibliografía clásica del tema. Por su formación de lingüísta, su inteligencia, amabilidad y buen humor ese curso de epigrafía maya fue un verdadero deleite y siempre sería recordado por quienes tuvimos la oportunidad de tomarlo. Recuerdo que Tom entonces y siempre se mostró interesado en compartir sus conocimientos con sus alumnos y nos facilitaba copias de los famosos wokshops epigráficos que se celebraban en Texas, o de textos difíciles de conseguir para los no iniciados o trabajos inéditos y aún en preparación. En esos años el ya estaba interesado en la lingüística zapoteca y en Oaxaca, y las investigaciones sobre las inscripciones Ñuiñe le interesaban sobremanera. Pocos años después nos volvimos a encontrar en el curso de Zapoteco Colonial que impartiera Tom en la maestría de Estudios Mesoamericanos en la UNAM y que posteriormente deviniera en el Seminario de Zapoteco Colonial. Adam Sellen, Saeko Yanagisawa, Mercedes Montes de Oca, Aurea López Cruz, Vicente Marcial Cerqueda, Victor de la Cruz, Rolando Rosas Camacho, Rosa María Rojas Torres, Marita Martin, Laura Rodriguez y un servidor formamos un grupo que con la guía del buen Tom nos dábamos a la muy divertida tarea primero de aprender los rudimentos de la gramática y ortografía del zapoteco escrito en las fuentes coloniales de los Valles Centrales de Oaxaca durante los siglos XVI al XVIII, trabajando en especial sobre el análisis lingüístico de diversas entradas en el Vocabulario en Lengua Zapoteca de Fray Juan de Córdova y posteriormente realizando nuestros pininos de análisis de textos presentes en el Cathecismo de la Doctrina Christiana en Lengua Zapoteca de Levanto. Posteriormente ese curso de dos semestres nos pareció corto en relación a las posibilidades de aplicar lo aprendido y de manera natural se transformó en un seminario-taller de entusiastas del zapoteco de la antigua Antequera.
Semana a semana primero, y una vez por mes posteriormente, nos reuníamos en los salones del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM para continuar nuestros análisis de textos. El gran salto lo dimos cuando nos atrevimos a realizar no solo la traducción de textos conocidos sino de documentos inéditos presentes en los archivos locales de Oaxaca y el AGN, y aún de textos sin trasunto oficial. Nuestro bautizo de fuego fueron los famosos documentos de San Antonino Ocotlán que Laura y yo localizamos en el Archivo del Poder Ejecutivo del Estado y que propusimos a Tom se realizara el análisis de los mismos. Los resultados de esa primera incursión de los miembros del seminario en el análisis de textos coloniales se enviaron a Sebastian Doesburg para su publicación por parte de la Biblioteca Burgoa de la Universidad Benito Juárez, y al parecer apareció a mediados del año pasado como colaboración en el libro "Escritura Indígena en Oaxaca", por cierto de díficil, por no decir casi imposible adquisición.
También nos divertimos realizando un ejercicio de traducción del Lienzo de Quiavini y comenzamos a trabajar una serie de testamentos coloniales provenientes de San Juan Teiticpac. Tom siempre compartió con nosotros su entusiasmo por el estudio del zapoteco antiguo y para los que no somos lingüistas siempre escuchó de manera atenta nuestras atrevidas opiniones acerca de los términos presentes en los documentos y su probable traducción. La pasábamos muy bien dentro del seminario pues ademas de aprender una lengua en principio ajena para la mayoría de los miembros del seminario, nos divertíamos bastante entre nosotros, con un espíritu entre la chanza y la academia, pues es que disfrutábamos realmente el ir descubriendo poco a poco guiados de la mano de Thomas los misterios de la gramática y traducción de una lengua mesoamericana en su forma escrita de hace 300 años.
Desgraciadamente nuestra participación personal en el Seminario de Zapoteco Colonial fue menguando pues al igual que varios de sus primeros integrantes como Saeko, Adam, Rolando, Vicente, Laura y un servidor, tuvimos que atender otras obligaciones académicas y laborales, no obstante hasta hace unos cuatro años y medio aproximadamente seguimos participando activamente en el seminario y posteriormente solo nos enterábamos de los avances del resto del grupo a través del correo electrónico y de las noticias acerca de los congresos y ponencias.
Nuevos integrantes se unieron al seminario de zapoteco colonial, todos ellos bajos la coordinación del buen Tom, o Mazhi como le llamaban sus amigos beni zaa y como a el mismo le agradaba le llamaran. Entre los nuevos miembros del seminario se halla nuestro amigo Michel Oudijk recien importado de las europas, así como otros estudiantes del posgrado en Estudios Mesoamericanos como Ivan Rivera, Beatriz Lopez, Uliana Cruz quienes junto con Mercedes Montes de Oca y Rosa María Torres, comenzaron a trabajar nuevos textos como la Probanza de Petapa.
Todavía en el año de 2004 tuve la oportunidad, a un mes de integrarme al centro INAH Hidalgo, de participar junto con Tom y a invitación de Vicente Marcial en la Tercera Semana de Cultura Zapoteca organizada por la Universidad del Itsmo de Tehuantepec. Ahí Tom presentó un trabajo sobre el vocabulario etnobiologíco de San Baltasar Chichicapan y juntos presentamos avances de los trabajos de traducción por parte de los miembros del taller de los documentos de San Antonino Ocotlán a un foro de jóvenes universitarios zapotecos y al publico en general. Meses mas tarde nuestras nuevas obligaciones institucionales como arqueólogo en un centro INAH -siempre atrás de las máquinas destructoras del patrimonio- y las adicionales como pater familias nos absorberían de tal modo el tiempo que las participaciones académicas de Laura y un servidor en el seminario se hicieron mas esporádicas.
El último correo que recibimos de Thomas fue a finales del mes de julio del año pasado para avisarnos acerca de los avances de la traducción del Lienzo de Petapa para su publicación en la revista Acervos y sobre la publicación del libro Escrituras Indígenas de Oaxaca donde se presentan los materiales de San Antonino. Después de ello ya no supimos de él. Mientras trabajábamos los petrograbados de Xihuingo nos enteramos por Valentín Peralta acerca de que Thomas estaba enfermo y que no se recibían visitas en casa. Este lunes 18 de mayo nos hemos enterado de su fallecimiento. Le sobreviven sus hijas y esposa, así como sus amigos y alumnos de la UNAM, el Colmex, CIESAS y la ENAH .
Descanse en paz, nuestro buen amigo y profesor Tom.
Na paa lachi mazhi.

viernes, abril 03, 2009

Protección Técnica en el estado de Hidalgo Primavera 2009

La protección técnica y legal del patrimonio arqueológico en el estado de Hidalgo es una actividad continua que se realiza por parte del personal de investigación adscrito al centro INAH Hidalgo. Esta consiste en la atención a las denuncias por parte de la ciudadanía del hallazgo de vestigios arqueológicos o bien de su potencial destrucción, así como la atención a solicitudes de registro y delimitación de zonas de monumentos arqueológicos, de hallazgos o colecciones, así como el brindar asesoría técnica a las comunidades, empresas y a la población en general. También consiste en realizar las operaciones de urgencia como la recuperación mediante la excavación de restos óseos, ofrendas, depósitos arqueológicos, o bien el registro de manifestaciones rupestre o de arquitectura prehispánica que se encuentren en peligro de ser afectados por causa de eventos naturales u obras sociales de carácter particular o público. Para realizar estas actividades se cuenta con un presupuesto anual limitado que permite cubrir al menos las visitas de inspección preliminar para atender las solicitudes de las comunidades, individuos o empresas que solictan nuestros servicios, los cuales en primera instancia y exclusivamente en el orden de rendir informes de inspección, dictámenes periciales o realizar registros de colecciones o zonas de monumentos, son gratuitos. No obstante algunas operaciones solicitadas, por el orden de los altos costos que supone una investigación arqueológica, implican necesariamente el financiamiento o apoyo de terceros, sea por ejemplo el apoyo de una población interesada en la investigación y conservación de su patrimonio arqueológico o bien el apoyo financiero o en especie necesario para realizar los trabajos de rescate o salvamento arqueológicos que sean una consecuencia de la ejecución de obra pública o privada y que ponga en riesgo la integridad del patrimonio que nuestras leyes en la materia buscan proteger.
En este sentido es nuestra obligación como funcionarios públicos el atender las solicitudes que realiza la ciudadanía de atención de hallazgos o la denuncia de una afectación al patrimonio sea esta potencial o en curso. Desgraciadamente los recursos con los que contamos van cayendo a cuenta gota a lo largo del año y la administración de los mismos –si bien mucho mas eficiente y oportuna que en administraciones anteriores- puede ser aún bastante tardada, pues la falta de una comprobación en tiempo de los mismos incluso por otras áreas y proyectos distintos del centro INAH ajenas a la protección patrimonial lleva en ocasiones a la falta de presupuesto total a todas las áreas y proyectos, incluyendo el nuestro.
Lo anterior, mas la falta de personal suficiente en activo atendiendo los requerimientos de atención que se reciben, hacen que en ocasiones demoremos para atender una solicitud por parte de la ciudadanía. Debo señalar que en el estado de Hidalgo para este tipo de actividades solo nos encontramos en activo cuatro arqueólogos de estructura y un contratado. Sin embargo la actividad arqueológica es una actividad de equipo, nunca de un arqueólogo solo ni en campo ni en gabinete. Sin embargo la estructura presupuestal básica del INAH privilegia la actividad solitaria y solo proyectos que se consideran en áreas centrales de importancia nacional son apoyados con presupuestos para contratación de personal de apoyo. En el centro INAH Hidalgo las limitaciones presupuestarias han llevado este año a la desaparición del rubro de contrataciones en el campo de la investigación, considerándonos afortunados que al menos en el campo de la protección técnica se mantenga un contrato para atender lo que es una consecuencia del carácter patrimonial y legal que tienen los vestigios arqueológicos en México. En ese sentido la posibilidad de contratación de jóvenes arqueólogos para realizar investigación en Hidalgo depende de que se inscriban a un proyecto apoyado por áreas centrales del INAH –como el proyecto Tula de Robert Cobean y Luis Manuel Gamboa- o bien que a partir de la atención a una denuncia y dependiendo del apoyo financiero de terceros, se tenga entonces la posibilidad de tener el presupuesto para contratar mas arqueólogos para la ejecución de las actividades en campo y análisis de gabinete. Sin presupuesto por parte de terceros o bien un aumento sustancial en el presupuesto anual para contrataciones en el sector investigación, difícilmente se puede avanzar en la ejecución y conclusión de proyectos de investigación en el área arqueológica en el estado de Hidalgo.
No obstante y a pesar de las limitaciones presupuestarias, atendemos con todo gusto los llamados de la población y realizamos una actividad que nos gratifica, pues como arqueólogos adscritos a una delegación estatal del INAH existen un contacto intenso con los pobladores y sus necesidades en relación al patrimonio arqueológico que rara vez se tiene cuando se es solamente arqueólogo de academia, es decir, encerrado en un cubículo, discurriendo en el café o los pasillos sobre viejas y nuevas teorías y preparando clases a los jóvenes y moldeables alumnos. La experiencia de la atención a las necesidades de protección patrimonial brinda una perspectiva distinta al arqueólogo y eso lo se de primera mano. La relación entre la investigación y la protección patrimonial es en ocasiones conflictiva, difícil, rasposa diría yo, pero en el ámbito institucional de la arqueología en México, y me refiero a la arqueología del INAH, simplemente necesaria. Pocos arqueólogos privilegiados pueden sustraerse de dicho conflicto derivado de una falta de apoyo presupuestal y del carácter patrimonial de la arqueología en México, pero no claramente los arqueólogos adscritos a un centro o delegación estatal con tantos casos por atender y pocos arqueólogos en nómina.
Como parte de nuestras actividades en protección técnica es común el informar los avances que se tienen en la materia. En ese sentido quiero aprovechar este espacio para informar de manera pública de las actividades realizadas durante el trimestre Enero-Marzo del 2009 dentro del Proyecto Protección Técnica y Legal del Patrimonio Arqueológico en el estado de Hidalgo.
En total se realizaron 11 atenciones a denuncias, se atendieron 13 solicitudes de inspección y se realizaron 5 rescates arqueológicos y 2 salvamentos arqueológicos. En estas tareas participaron los investigadores Luis Manuel Gamboa, Alfonso Torres Rodríguez, Osvaldo Sterpone Canuto así como el arqueólogo de contrato César Vázquez Vázquez. El arqueólogo Carlos Hernández Reyes , nuestro quinto elemento, atiende fundamentalmente el registro de colecciones lo cual sera materia de otra colaboración posterior.
Como en años anteriores las áreas donde se reciben mayores denuncias fueron el sur y poniente del estado incluyendo las zonas de Pachuca-Tizayuca, Valle del Mezquital y la región de Tula-Tepeji preferentemente, en detrimento de las áreas serrana y huasteca. Esto debido sobre todo a una mayor cercanía y facilidad de comunicación con Pachuca de las primeras en detrimento de las segundas. En la zona de Tula-Tepeji destacan los trabajos del arqueólogo Luis Manuel Gamboa quien ha dirigido cinco operaciones de rescate y dos estudios de salvamento en fase de prospección. Para las otras áreas de Pachuca y Valle del Mezquital, se encuentran en proceso la elaboración de minutas y el proceso gestivo para la adjudicación de recursos por parte de terceros y así comenzar los trabajos urgentes de prospección de la presa El Yathe en el municipio de Alfajayucan, de restos fósiles prehistóricos en Villa de Tezontepec y el Cardonal, así como de un entierro prehispánico en Epazoyucan.
Las actividades de protección técnica realizadas durante este trimestre se anexan en forma detallada en el listado que presento a continuación:

  • Atención a la denuncia del hallazgo de pinturas rupestres al interior del área de construcción de la Presa El Yathe, municipio de Alfajayucan, Hgo
  • Atención a la denuncia del hallazgo de restos paleontológicos en una mina, municipio de Cardonal, Hgo
  • Atención a la denuncia del hallazgo de una tumba prehispánica en el panteón municipal, Cempoala, Hgo
  • Atención a la denuncia por afectación al patrimonio por obras de introducción de agua potable en el sitio arqueológico de La Peña, Actopan
  • Atención a la denuncia del hallazgo de restos fósiles con motivo de las obras del Arco Norte, Villa de Tezontepec, Hgo.
  • Atención a la denuncia del hallazgo de restos óseos en la localidad de La Huerta Chica, Epazoyucan, Hgo
  • Atención a la denuncia por destrucción de vestigios arqueológicos durante la construcción de casa habitación en predio al interior de la zona arqueológica de Huapalcalco.
  • Atención a denuncia por introduccion de maquinaria pesada en predio Boulevard Tula Iturbe s/n que afecto el subsuelo e introduccion de postes para una levantar una malla ciclonica en Tula de Allende.
  • Atención a denuncia en Esquina Boulevar Tula- Iturbe y camino a Tepetitlan, Tula de Allende, Hidalgo. Lienzo Charro, Tula de Allende.
  • Atención a denuncia por afectación de vesigios, calle Boulevard Tula Iturbe, S/N, Col. El Salitre, Tula de Allende.
  • Atención a denuncia en Tepeji del Río Denuncia por destrucción por obra realizada dentro de los límites del sitio arqueológico el Tesoro
  • Atención a la solicitud de inspección a monumentos arqueológicos por parte de los ejidatarios en el municipio de Ajacuba, Hgo.
  • Inspección Arqueológica al camino de la Col. Pueblo Nuevo-Santiago Tlajomulco, Zapotlán de Juárez.
  • Atención a la solicitud de inspección de dirección centro INAH y autoridades municipales para zonificación de actividades del 21 de marzo, Xihuingo y Huapalcalco.
  • Inspección en el predio ubicado en Lote 04 Manzana 49, Col. La Explanada, municipio de Santiago Tulantepec.
  • Trabajos de delimitación de la zona arqueológica de Tzazacuala, Santiago Tulantepec.
  • Inspección arqueológica en el predio Dos Cerritos, municipio de Actopan, Hgo
  • Inspección arqueológica sobre el trazo de la línea de transmisión eléctrica Tula C.T.- Tula
  • Inspección Tizayuca Inspección arqueológica en parcelas aledañas a la Col. Olmos, municipio de Tizayuca.
  • Proceso de protección a monumento arqueológico descubierto mientras se extraía piedra del mismo para la construcción de la iglesia de la comunidad de Ecuatitla, Hidalgo.
  • Asesoría al subsecretario de educación pública del estado y autoridades municipales sobre proyecto de construcción de escuela dentro de la poligonal de la ZMA de Huapalcalco.
  • Inspección al sitio El Tesoro por solicitud de limpia de aceras en Colonia 16 de Enero, Tula de Allende.
  • Rescate arqueológico en Cerrada de Santa Cruz, Unidad Habitacional Pemex, Tula.
  • Rescate Arqueológico de la rehabilitación del drenaje sanitario y ductos de agua en el Municipio Tula de allende, Hgo.
  • Rescate Arqueológico de la ampliación de la carretera en el Predio de Ladera de Conejos, Tepeji del Río.
  • Rescate arqueológico en predio en la Calle Leandro Valle # 106, Tula de Allende.
  • Rescate en la esquina de de calle Ignacio Zaragoza # 125, esquina Ave. Hidalgo, Tula de Allende.
  • Salvamento Arqueológico, para el predio conocido como el Potrero de Nextongo, en el Municipio de Atotonilco de Tula, Hgo.
  • Salvamento Arqueológico, para el Centro de Rehabilitación Integral Regional Hidalgo.

Si usted no se encuentra en la lista de atenciones, no desespere que de acuerdo a la urgencia de las solicitudes y al tiempo y personal disponible, estas se irán atendiendo. Por lo pronto mandamos un saludo a nuestros amigos de Ajacuba, con quien recientemente hemos realizado una visita a sus sitios con pinturas rupestres de los cuales hemos quedado gratamente impresionados y de los que tendremos ocasión de platicarles posteriormente en este espacio. También mandamos un saludo a la Lic. Norma Estrada de Chapantongo quien recientemente se comunicó con nosotros con el interés de poder colaborar en su proyecto editorial y al Lic. Ruben Cruz interesado en la arqueología de Tecozautla. Una disculpa a los amigos de La Peña, Acoyotla, Tzacuala, Huichapan y tantos otros lugares que se han quedado por lo pronto en la lista de espera. Un saludo y recuerden que la arqueología es de utilidad pública y los arqueólogos del centro INAH Hidalgo estamos a su disposición. Solo hay que formarse en la fila. Bye.

domingo, marzo 22, 2009

Equinoccio de Primavera en Hidalgo

El 21 de marzo de cada año, es ya tradición en el México moderno, celebrar masivamente en las zonas arqueológicas la entrada del equinoccio de primavera y el estado de Hidalgo no podía ser la excepción. En sus tres zonas arqueológicas abiertas al público, Tula, Huapalcalco y Xihuingo, se dieron cita este sábado miles de visitantes para disfrutar de los eventos organizados por las autoridades municipales y grupos culturales con la anuencia del INAH. Durante ese día muchas personas aprovechan para cargarse de energía solar y buenas vibras, participar en un ritual de curación o limpia, o bien el apreciar las celebraciones de fuego nuevo y danzas modernas de inspiración prehispánicas. En el caso de Xihuingo, que es donde yo me encontraba este sábado junto con varios de mis compañeros fungiendo como representante del INAH, tuvimos un programa organizado por las nuevas autoridades municipales de Tepeapulco, gente muy joven y entusiasta, y donde pudimos apreciar las virtudes de una rica muestra gastronómica y artesanal, una danza de inspiración prehispánica del grupo Ensamble Hidalguense de la Casa de la Cultura local, el toque de caracol y encendido del Fuego Nuevo y una sorprendente muestra de teatro de tema prehispánico presentada por alumnos del Instituto de Artes de la UAEH, una de cuyas imágenes que capte con mi cámara ilustra la presente entrada.
Es de llamar la atención acerca de estas modernas celebraciones al equinoccio que desde los años setentas en México promovió el finado Raul Velasco a través de su programa Siempre en Domingo, pues en los tiempos prehispánicos, si bien existen registros acerca de fiestas y rituales que se celebraban alrededor de las fechas equinocciales, no tenemos una evidencia contundente del conocimiento preciso de este evento astronómico tal como actualmente es concebido, o bien que este fuera celebrado como tal en los tiempos antiguos. La arqueoastronomía, una disciplina que tiene como objeto de estudio el conocimiento y practicas de los pueblos antiguos acerca de los astros, nos enseña que en Mesoamérica las orientaciones mas comunes presentes en la arquitectura de las antiguas ciudades prehispánicas están relacionadas con fechas del ciclo solar con significado calendárico-ritual o bien con orientaciones preferentemente solsticiales. Esta preferencia por las orientaciones solsticiales, es decir con los extremos norte y sur de la trayectoria solar, tienen una importancia fundamental en la cosmovisión mesoamericana pues estas posiciones extremas marcan las esquinas del mundo y la ubicación de los portadores del cielo. A decir de Ivan Sprajc, un arqueólogo que trabaja las orientaciones astronómicas de la arquitectura mesoamericana, el conocimiento prehispánico del equinoccio astronómico tal como es actualmente concebido, al menos para tiempos anteriores al postclásico, parece cuestionable. Al parecer las orientaciones arquitectónicas al eje este-oeste parecen referir mas bien al concepto de mitades o cuartos del año o bien el de equinoccios numéricos propuesto por Sprajc, pues en estas fechas las orientaciones arquitectónicas mas comunes, al menos en el centro de México, mas que marcar el evento equinoccial astronómico en si parecen referirse a las fechas que dividen el año en cuatro partes de aproximadamente igual duración incluyendo los solsticios. Lo anterior no es de extrañar pues es bien conocido que si bien los pueblos antiguos observaban los cielos y registraban sus fenómenos, el marco conceptual en que lo observaban y lo culturalmente significativo difería bastante en relación a una concepción moderna y científica de la observación y el conocimiento astronómico. En ese sentido los solsticios eran importantes de observar pues eran los puntos máximos que marcan la forma básica del mundo cuatripartita mesoamericano y los equinoccios numéricos eran la manera de marcar las mitades del recorrido solar anual.
No obstante estas consideraciones acerca de la prevalencia del concepto de mitades o cuartos del año sobre la de un equinoccio astronómico en el mundo prehispánico, existen varios ejemplos de orientaciones claramente equinocciales como son la orientación entre la pirámide del sol en Teotihuacan y unos marcadores grabados en piedra conocidos como TEO11 y TEO16. En Altavista Zacatecas un pasillo llamado Laberinto se encuentra orientado al Cerro Picacho y marca los ortos solares durante los equinoccios y, finalmente, el mas conocido, el fenómeno de observación equinoccial presente en el juego de luces y sombras en el Castillo de Chichen Itzá. Cabe mencionar otros juegos de iluminación en las mañanas equinocciales como el presente en el Palacio del Quetzalpapalotl en Teotihuacan señalado por Ruben Morante.
En Xihuingo, a decir de Matthew Wallrath, tenemos una orientación cuasi equinoccial entre dos pares de marcadores ubicados en sus cerros de alrededor, aunque en realidad esta se encuentra alejada tres días del equinoccio verdadero pues marca los días 18 de Marzo y 25 de Septiembre.
De acuerdo con las investigaciones de Sprajc, la pirámide del Tecolote en Xihuingo tampoco marca una orientación de tipo equinoccial y mas bien su orientación este-oeste rebasa las declinaciones solsticiales del sol e incluso de la luna y es posible que este orientada hacia el año 600 d.n.e. hacia a la estrella Algol, una binaria de la constelación de la constelación de Perseus. Las orientaciones de la pirámide VI de Huapalcalco tampoco son equinocciales sino que se relacionan con las observaciones a su horizonte poniente en específico al Cerro La Providencia y las orientaciones en Tula son mas bien de tipo calendáricas, relacionadas con la familia de los 17 grados, el norte astronómico y los extremos de venus.
Como ven, poco equinoccio en la arquitectura prehispánica de Hidalgo y sin embargo, mucha celebración hoy en día. Lo cierto es que el 21 de marzo se ha vuelto a este inicios del siglo XXI un motivo mas para reunirse, visitar nuestras zonas arqueológicas y celebrar la grandiosidad de las culturas prehispánicas de nuestro país. Enhorabuena que así sea.

jueves, marzo 19, 2009

Un hallazgo de paleofauna en Villa de Tezontepec, Hidalgo.

Hidalgo es un estado rico en vestigios paleontológicos: en sus laderas, cerros y valles es factible encontrar de vez en cuando restos fósiles de animales anteriores a la presencia del hombre en América, incluso anteriores a la formación del continente como tal. Entre los hallazgos mas interesantes de los últimos años se encuentra el del mamut de Singuilucan que se encuentra actualmente en proceso de rescate arqueológico por un equipo coordinado por el Dr. Joaquín Arroyo, actualmente en espera de los recursos necesarios para una temporada de campo mas, así como los restos recuperados el año pasado en la población de Huitexcalco de Morelos en el municipio de Chilcuautla de una defensa de Mammutus de casi 2 metros de longitud junto con otros huesos de diversas especies actualmente en proceso de conservación y estudio por parte del Dr. Miguel Angel Cabral de la UAEH. De acuerdo con el libro “Vertebrados Fósiles del Estado de Hidalgo” editado por la Universidad del Estado de Hidalgo, las regiones fosilíferas de la entidad son cinco y se ubican en las zonas de Zacualtipan, Santa María Amajac, Tula, Pachuca-Tulancingo y Actopan-Ixmiquilpan. En los últimos años en el centro INAH Hidalgo se han atendido denuncias del hallazgo de ejemplares diversos de restos fósiles de fauna vertebrada en los municipios de Singuilucan, Mixquiahuala, Cempoala, Santiago Tulantepec, Santiago de Anaya, Chilcuautla y El Cardonal, aumentando de esta manera el número de localidades fosilíferas que se han reportado dentro de estas zonas o regiones en la entidad.
Dada la gran riqueza palozoológica en la entidad no es extraño que el pasado día 18 de marzo fuera reportado al INAH el hallazgo de restos fósiles de fauna prehistórica en el municipio de Villa de Tezontepec al interior de una mina de tepetate localizada a escasos 5 kms al norte de la cabecera, en el lado sudponiente al cerro conocido como Cerro Xoconoxtle o Cerro del Muerto.
En ese punto, durante los trabajos realizados con máquinas excavadoras, se localizaron diversos fragmentos de restos fósiles de fauna paleontológica, pertenecientes a individuos de la clase Mammalia distribuidos sobre un área de 8 metros de longitud y ubicados en cuatro zonas de remoción del depósito no mayores cada una a los 1.70 de largo por 1.40 de largo como dimensiones máximas. La mayor parte de los fragmentos han sido removidos de estas zonas y dispersados o francamente sustraídos por la curiosidad de los trabajadores que explotan la mina. A pesar de ello se pudieron recolectar algunos fragmentos fósiles, incluyendo mandíbulas y pezuñas posiblemente de ejemplares del género Equus, es decir, caballos antiguos, así como algunos fragmentos de vertebras, escápulas, huesos largos y costillas de animales diversos aún no identificados. En total se recolectaron 150 fragmentos de huesos de animales.
Cabe señalar que consideramos necesaria una intervención de rescate arqueológico en el área, pues de esta manera se podría obtener mas muestras fósiles de esta localidad fosilífera así como una evaluación del potencial paleontológico de la misma, antes de que las actividades de la mina terminen por destruir mas ejemplares del patrimonio paleontológico del lugar. Por lo pronto llegamos a un acuerdo verbal con las autoridades municipales para que acordonen y restrinjan el paso la zona donde se realizó el hallazgo y se realicen rondines continuos para evitar se continúe el saqueo de los fragmentos fósiles en el lugar, todo ello mientras se agilizan los trámites para que se proporcionen los apoyos necesarios para realizar el rescate arqueológico de los restos fósiles localizados. Por otro lado se hará necesaria la intervención de especialistas en paleontología para la identificación zoológica de las especies recuperadas y la conservación de las mismas.
Agradecemos el apoyo otorgado por las autoridades municipales de Villa de Tezontepec para atender el hallazgo de los restos paleontológicos de su localidad.

domingo, febrero 01, 2009

En busca de la tierra del Fusang

Hasta hace poco un maestro de primara podría preguntar a sus alumnos en clase: ¿quién de ustedes sabe quien descubrió América? Y algún listillo de la clase contestaría: yo se profesor, yo se, fue Colón profesor, fue Colón!
Ahora los profesores de primaria y secundaria tendrán que revisar sus textos de enseñanza pues si bien se reconoce que a partir de los viajes del genovés se desarrolló toda una serie de expediciones que llevarían a la colonización y conquista de los pueblos de América por parte de Europa, no es claro que esta haya sido la vez primera que hayan existido contactos entre el viejo y el nuevo mundo mediante la navegación. No solo tenemos el ejemplo de las colonias vikingas del siglo XI ubicadas en Newfoundland y Labrador y que la investigación arqueológica a sacado a la luz tras veinte años de exploraciones. También tenemos que en los últimos años se han hecho del dominio público mapas y relatos antiguos, que nos hablan de viajes realizados por navegantes chinos muchos siglos antes de los vikingos y de Cristóbal Colón.
En el campo de la arqueología los parecidos formales o de estilo entre artefactos o rasgos culturales lleva a establecer la sospecha de posibles intercambios de información o contactos mediados o directos entre las culturas involucradas. Esto no es extraño cuando se trata de culturas compartiendo una misma zona de comunicación geográfica, o bien aledaña. Cuando las cultura se encuentran alejadas entre si y los medios técnicos para su comunicación se asumen no muy desarrollados entonces las semejanzas formales pueden deberse a paralelismos culturales, invenciones independientes, y no propiamente a contactos directos entre pueblos o civilizaciones.
La hipótesis de los desarrollos independientes de las culturas mesoamericanas y sudamericanas ha sido el marco preferencial en que se han desarrollado las investigaciones en el área desde hace mas de 50 años. Sin embargo no siempre ha sido así. Las hipótesis sobre contactos transoceánicos entre el viejo y el nuevo mundo anteriores a la llegada de Colón datan al menos desde finales del siglo XVIII.
Semejanzas entre formas cerámicas y motivos iconográficos alejados en espacio-tiempo cultural han sido consideradas por muchos investigadores como pruebas de una relación genética específica y transoceánica. Es así que algunos estudiosos han apreciado rasgos africanos en las esculturas olmecas, así como rasgos fisonómicos hindú, chinos o hasta egipcios entre los mayas. La mayor parte de estas hipótesis están basadas en especulaciones sin sustento.
No obstante entre los sustentadores de la hipótesis de la existencia de contactos entre América precolombina y el sureste asiático tenemos a investigadores de la talla de Paul Kirchoff y artistas como Miguel Covarrubias, quienes hace ya algunas décadas, señalaron que ciertos rasgos culturales mesoamericanos como la estructura del calendario, las pirámides y algunos deidades posiblemente tuvieran un origen asiático. Diversos autores han explorado dichas hipótesis, en específico la posibilidad de que ciertas regiones de América del Sur o Mesoamérica hallan sido conocidas por navegantes provenientes de las costas de China desde el siglo V o incluso anteriormente. Veremos de que se trata.
Los viajes a la tierra de Fusang
De acuerdo con las crónicas chinas una legendaria tierra conocida como Fusang (扶桑) fue descubierta al este del mar por Hui Seng (慧深) un monje budista de 23 o 24 años de edad que se embarcó en un viaje desde la costa norte de China hacia mediados del siglo V d.C. De acuerdo con Hui Seng la tierra de Fu Sang se encontraba a 20 mil li de distancia de la Tierra de Da Han, es decir, a 10 mil kilómetros del este de China. El estado abundaba en árboles de Fu Sang y de allí vino su nombre. Dicho árbol tenia hojas que se comían y daba una fruta que parecía perlas rojas. El árbol era muy importante pues de el se obtenía una corteza de la cual realizaban papel para escribir y así mismo sacaban algodón para realizar sus telas y poderse vestir.
Los viajes de Hui Seng quedaron consignados doscientos años después por el historiador Yao Silian (姚思廉) en su obra el Liang Shu (梁書) que fuera copiada por el historiador Ma Twan-lin de la corte del emperador mongol Jin-Tsung hacia la primera mitad del siglo XIV.
Muchos años después, en 1761, esta fascinante historia sería traducida por el sinólogo francés Joseph De Guignes quien en su texto "Recherches sur les navigations des Chinois du cote de l'Amerique et sur quelques peuples situes lèxtremite orientale de l'Asie" señaló por vez primera que la tierra del Fusang posiblemente se hallara en América. La hipótesis señala que el viajero budista del siglo V, aprovechando la corriente cálida ecuatorial del Océano Pacífico llegó a Japón, posteriormente a las islas Buriles, Aleutianas y por último arribaron a las costas de Columbia Británica, California o México.
El Barón de Humboldt es bastante posible que conocería el trabajo de De Guignes pues en su "Atlas Geographique et Physique du Royaume de la Nouvelle- Espagne"publicado en Paris en 1811 asoció los quipus americanos con los asiáticos, concretamente con los chinos, y se fundamenta en esta analogía para sugerir migraciones chinas al "este de California" entre los siglos VI y VII de nuestra era.
Posteriormente otro orientalista, Karl Freidrich Newmann tradujo el Liang Shu y la historia del viaje de Hui Seng del chino al alemán en el año de 1840. La traducción del relato de Hui Seng del alemán al ingles la realizó posteriormente Charles Godfrey Leland, un joven estudiante de Princenton y fue publicada en 1875 en su texto "Fusang or the discovery of the world by chiness buddhist priests in the fifth century". Una traducción al español de la descripción de las tierras de Fusang al parecer se puede encontrar en "Breve historia de las relaciones entre China y América Latina" de Sha Ding y otros publicado en China a mediados de la década de los ochenta por la editorial del pueblo de He-nan.
En México el Dr. Gustavo Vargas de la ENAH tuvo entre sus intereses de investigación la presencia asiática precolombina que plasmó en su libro "Fusang: Chinos en América antes de Colón" y donde también recoge la historia de Hui Seng recopilada por Ma Twan-lin.
Entre los argumentos a favor de que la tierra del Fusang se encontraba en América, se halla la distancia estimada por Hui Seng de 20 mil li de distancia que en términos generales son aproximadamente 10 mil kilómetros que es la distancia que separa a la costa de China con las tierras de Columbia Británica. Otro argumento es que Hui Seng reporta la ausencia de un manejo de los metales preciosos como unidad de cambio, la existencia de escritura y la falta de ciudades amuralladas a la manera de las capitales chinas. Entre quienes quieren ver a la tierra del Fusang como la del altiplano central mexicano durante el periodo Clásico hablan del maguey como candidato para identificar al árbol del Fusang. El atractivo del candidato se debe al uso de la hoja de maguey como soporte para los códices así como la explotación del ixtle como fibra para la ropa de los antiguos mesoamericanos. El único problema es que el maguey no de frutas rojas como perlas tal como lo señala Hui Seng.
La historia de los viajes a la tierra del Fusang no termina ahí. Otras investigaciones han planteado que las misiones a la tierra del Fusang datan de dos siglos antes de los viajes de Hui Seng, y si bien estos contactos fueron esporádicos y la tradición de viajar a donde nace el sol se perdió, esta experiencia intercontinental tuvo visos de volverse a repetir varios siglos después, cuando el navegantes chino Zheng, hacia inicios del siglo XV había navegado buena parte de los mares del sureste asiático y mas allá, y logrado cartografiar parte de las costas del pacífico de América del Sur, es decir, América antes de la llegada de Colón. De hecho se plantea la presencia de esta América precolombina en los mapas de los navegantes lusitanos que conociera Colón, mismos que a la vez eran copia de viejos mapas chinos como del mencionado Zheng.
Los trabajos de Paul Gallez, el Profesor Vargas Martinez y Gavin Menzies entre otros, así como las viejas hipótesis de Freidrich Newmann, Joseph De Guignes y Alexander Humboldt nos abren un panorama que, alejándonos de los esquemas difusionistas simples del siglo XIX, nos permiten plantear que, si bien sabemos que el grueso de las poblaciones amerindias tienen su origen fundamental en las migraciones de fines del pleistoceno por las tierras de Beringia y su propio desarrollo histórico particular, no debemos descartar apriori los contactos esporádicos entre navegantes del este de Asia y los pueblos costeros del pacífico americano.
Ante el escepticismo esperado, cabe recordar que la hipótesis de la presencia de colonias vikingas en América se conocía desde los tiempos del capitán James Cook hacia finales del siglo XVIII y que tuvieron que pasar mas 150 años para su confirmación arqueológica de tal modo que lo que era una hipótesis proveniente de las viejas sagas vikingas del siglo XIII es hoy en día una realidad con referente arqueológico concreto. Tal vez en el futuro además de las crónicas chinas y mapas de antiguos navegantes hoy en día olvidados, tengamos la posibilidad de hallar algún asentamiento o un referente arqueológico en las costas del Perú, México o California de origen asiático mas concreto que las supuestas semejanzas formales entre culturas allende el mar.

sábado, enero 17, 2009

La cadera de Eva y la evolucion de la especie humana


Este fin de año me autoregalé varios libros de antropología e historia, pues siempre rompo mi cochinito en diciembre y, después de pagar las deudas acumuladas en el año, me voy a la librería como niño en dulcería. Como mi tiempo es limitado y casi no voy en el año a la ciudad de México donde se puede uno encontrar desde novedades editoriales hasta preciados libros de viejo, aprovecho esas fechas para realizar mi recorrido Gandhi de Miguel Angel de Quevedo, FCE y librerías de viejo del centro. Al Sótano casi no voy pues tienen un sistema ineficiente y poco agradable para poder ubicar los libros pues uno es como un niño desvalido que tiene que decir la marca del dulce editorial para que los empleados ubiquen el libro. No esta organizado temáticamente como en Gandhi lo cual no permite el pleno disfrute de la búsqueda del lector y el encuentro casual con el libro.
Es interesante que esta actividad pueda realizarla a fines de año que es cuando nos llegan los sobresueldos característicos de la temporada, pues para septiembre -que es cuando se celebra la feria del libro de antropologia e historia- normalmente me agarran sin un quinto para comprar nada lo cual es una desgracia pues es en ese momento que uno tiene oportunidad de ver los productos de editoriales locales y de investigaciones regionales de Universidades e Institutos de estados vecinos como Michoacan, estado de Mexico, Querétaro, o los mas lejanos de Oaxaca y Yucatán o Veracaruz. Y bueno, con la feria de Guadalajara, a la que he ido alguna vez, me sucede lo mismo: siempre estoy con tiempo y recursos limitados en las fechas en que se celebra.
Bueno, todo este ir y dar vueltas es por quería comentar con ustedes uno de los libros que me compre en este fin de año y que lleva por titulo el de "La cadera de Eva: el protagonismo de la mujer en la evolución de la especie humana" escrito por el Dr. Jose Enrique Campillo Álvarez, doctor en medicina por la Universidad de Granada y catedrático de Fisiología en la Universidad de Extremadura.
En un estilo sencillo, ameno y claro el Dr. Campillo nos introduce en su texto a la historia evolutiva de la humanidad desde el punto de vista de las modificaciones sufridas por un hueso y sus implicaciones para el proceso de hominización: la cadera de la mujer. Y es que si los relatos bíblicos hablan de la importancia de la costilla de Adán para la creación de la mujer y la consiguiente progenie humana, desde el punto de vista de la paleoantropología fueron las modificaciones en la anchura de la cadera de la mujer en conjunción con otros factores como los cambios en la dieta y los impactos al medio ambiente de los primeros homínidos debido a las glaciaciones en el pleistoceno la que lograron el proceso por el cual el cerebro humano tuviera un desarrollo no visto en ninguna otra especie del planeta.
El lento proceso de maduración del cerebro y la relativa invalidez de las crías que es común en varios mamíferos, así como en especies antropoides cercanas a nosotros, pero que es mucho mas acusada en el genero homo, llevó al desarrollo de pautas de comportamiento sexual y social que permitieron una mayor eficiencia en la supervivencia de los grupos y llevó a ciertas características de los grupos humanos no presentes en otras especies como la copulación cara a cara con el bipedismo, el orgasmo femenino, la menopausia, creación de la figura de la abuela y las parteras, la formación de familias relativamente estables, etc.
Partiendo de la hipótesis del egoísmo genético y las implicaciones que en el comportamiento sexual implica, así como apoyándose de las investigaciones en fisiología, genética y paleoantropología el Dr. Campillo nos invita en su texto a un agradable tour por la historia evolutiva de nuestra especie y la historia de como la modificación de un hueso de la mujer a lo largo de miles de generaciones tuvo una importancia básica para el desarrollo del género humano. Bienvenido sea ese libro de una lectura indispensable para el profesor, el estudiante y todo aquel interesado en nuestras raíces evolutivas. Enhorabuena.
Campillo Alvarez, Jose Enrique (2007) La cadera de Eva: el protagonismo de la mujer en la evolución de la especie humana, editorial Crítica, Barcelona, 287 pp.
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